José Adrián es un niño con una personalidad realmente cautivadora. No sé si con el pasar del tiempo irá cambiando, pero hoy me parece que vive la vida con muchísima calma y sin mayores preocupaciones. Es difícil que se enoje, ríe constantemente, abraza a cualquiera que le ponga un poco de atención y rara vez hace problema por algo... (excepto por que su hermano lo moleste... jajaja)
Está entrando a la famosa etapa de "los terribles dos", pero aún así, es un niño muy llevadero...
Me encanta capturar en imágenes como disfruta intensamente de cosas muy simples... no necesita de mucho para ser feliz... es algo que creo que a todos se nos olvida constantemente... a veces, menos es más.
Aquí les dejo a mi enano disfrutando dos cosas que lo llenan de alegría: el arenero y un bombón. ¿Qué más se puede pedir cuando no se llega aún a los dos años?
En el arenero siempre se concentra mucho en lo que hace: le fascina llenar y vaciar la cubeta...
Amo esa cara de pícaro que en mi mente quiere decir: ¿qué travesura hago ahora?
Y claro, no podía faltar hecharse la arena encima...
Después de comer un bombón, usualmente necesita cambio de ropa y una buena limpieza de cara, manos, cuello, pelo... en fin... una buena limpieza.
Mmmm delicioso...
¿Será que si me lo pongo aquí me veo más lindo? Definitivamente, le gusta posar... ¡me encanta!
A veces me cuesta creer que ya esté tan grande (bueno, relativamente claro...). Creo que las mamás siempre seguiremos viendo a nuestros pequeños exactamente así... pequeños...
¡FELIZ MARTES!
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